Javier Castillo nos brinda en «El día que se perdió el amor» una narración envolvente que sigue los pasos de su exitosa obra anterior «El día que se perdió la cordura». En esta ocasión, nos sumerge en una serie de eventos desconcertantes que tienen lugar en un frío día de diciembre. El eje de la trama es una mujer joven, detenida en un edificio del FBI, que aparece desnuda y maltratada, portadora de mensajes inquietantes en notas adheridas a sus manos. Esta mujer se encuentra en la mira de una acusación escalofriante: haber asesinado a otra mujer.
El misterio se intensifica con una serie de incidentes perturbadores que afectan a mujeres jóvenes. Una víctima en particular es encontrada en la vía pública, desnuda y cubierta de notas adhesivas. Estas notas son más que simples mensajes, podrían ser la clave para prevenir futuros ataques de este desconocido perpetrador, ya que contienen los nombres de mujeres que pueden estar en riesgo.
La trama se enriquece con la reaparición de los protagonistas de la historia: Jacob y Amanda, personajes centrales de la primera obra de Castillo. Sin embargo, su ansiada tranquilidad se ve alterada al cruzarse con la misteriosa mujer, despertando así viejos miedos que habían intentado dejar atrás.
La narración entrelaza hábilmente el presente y el pasado, revelando poco a poco las razones detrás de su desesperada huida de este despiadado enemigo.