Un niño desaparecido, una bicicleta abandonada y un cadáver con los labios sellados tres décadas después entrelazan los hilos de este escalofriante thriller psicológico que cierra la trilogía de Miren Triggs.
«La grieta del silencio» de Javier Castillo es una obra maestra del suspense que se desarrolla en dos líneas temporales: Staten Island, 1981, donde el pequeño Daniel Miller desaparece sin dejar rastro, y Nueva York, 2011, donde la periodista Miren Triggs descubre un macabro hallazgo que podría estar conectado con aquel caso sin resolver.
Este thriller noir sumerge al lector en una investigación obsesiva donde la periodista Miren Triggs, una mujer atormentada por sus propios demonios, se une a su antiguo profesor de periodismo Jim Schmoer y a Ben Miller, un ex inspector del FBI consumido por la culpa tras la desaparición de su hijo Daniel. Juntos intentarán desentrañar una conspiración que ha permanecido oculta durante treinta años.
Los temas centrales – la desaparición infantil, la redención personal y la búsqueda implacable de la verdad – se entrelazan con una crítica mordaz al mundo editorial y el tráfico de armas en Estados Unidos. La narrativa, estructurada en capítulos alternos entre las perspectivas de Miren y Ben, mantiene un ritmo trepidante mientras explora los rincones más oscuros de la naturaleza humana.
El libro destaca por su innovadora incorporación de elementos musicales, especialmente la pieza barroca «Laschia ch’io», que actúa como un inquietante hilo conductor a través de la trama. La presencia de una misteriosa entidad conocida como «Eye» añade una capa adicional de intriga al relato.
La historia se desarrolla principalmente durante tres intensos días donde cada revelación desentierra secretos más profundos y perturbadores. Las calles de Nueva York y Staten Island se convierten en personajes silenciosos que guardan los ecos de un pasado que se niega a permanecer enterrado.
¿Qué oscuros secretos conectan la desaparición de un niño inocente con un cadáver encontrado tres décadas después? La respuesta podría estar en esa grieta del silencio que separa la verdad de la mentira, la justicia de la venganza, la redención de la condena.